Este espacio lo usaremos para crear una conciencia crítica hacia la mejora de la educación.
sábado, 14 de junio de 2014
jueves, 12 de junio de 2014
El maestro como orientador y guía.
Uno de
los principales problemas de la juventud actual es su desorientación. La
mayoría de los jóvenes se sienten inseguros, confundidos, perdidos en una
sociedad que no les da ejemplos positivos y que, sin embargo, les critica su
estilo de vida, su apariencia, sus gustos. Orientar es ayudar a encontrar la
ruta, el camino que nos conducirá a lo que todos anhelamos; la felicidad y el
éxito.
El maestro
orientador es el que ayuda a cada uno de sus alumnos a conocerse, para
posteriormente definir cuáles son las metas que se desean lograr. ¿Cómo podemos
realmente orientar a la juventud?
·
El buen ejemplo es el primer paso, pues
como se ha dicho; "la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”. Si queremos
mostrarle a los jóvenes que se debe actuar con responsabilidad, respeto y
trabajar con entrega, primero el maestro debe actuar con responsabilidad para
entonces poder exigirles a los jóvenes lo mismo.
·
Saber escuchar con interés, con
atención, nos indicará cuáles son los anhelos de los jóvenes, así como sus
temores y prejuicios. El diálogo, la comunicación siempre abierta, ayuda
enormemente al maestro y al alumno a conocerse y a comprenderse.
·
La búsqueda y el conocimiento de la
verdad ubican y orientan. Al saber, al conocer, podemos formarnos criterios
propios. El maestro trata de orientar, haciendo que la juventud se conozca y se
respete, tanto en sus funciones biológicas como en sus funciones intelectuales.
·
Finalmente, el maestro que desea
orientar, demuestra que generalmente los resultados que se obtienen son el
producto de nuestras acciones, creando en cada uno, el sentido de la
responsabilidad.
Dice don Bosco: “la
juventud no es de por sí de índole perversa, si sucede alguna vez que ya están
viciados a esa edad, es más por inconsciencia que por malicia consumada.”
(Alburquerque, 2012, p.16-17).
El autor alude a
que la juventud no es mala en sí misma, sino que muchas veces son producto de
las malas influencias que existe en el ambiente donde se estén desarrollando.
Muchas de esas acciones se deben a la confusión y a los malos ejemplos que les
da la sociedad, que en vez de ayudarlos lo que hace es que les crítica su estilo
de vida.
El interés es crucial en el proceso de enseñanza
Es
tarea del maestro la de motivar y
mantener el interés de los estudiantes por y para lograr el desarrollo intelectual de sus
alumnos.
Durante
los últimos años los psicólogos han estudiado lo que pasaría si alguien tiene
mucho interés en hacer algo y otro le ofrece una recompensa “extrínseca” para
reforzar su interés “intrínseco”, y más tarde se le quita ese refuerzo. ¿Aumentaría
su fascinación, se mantendría igual, o disminuiría? Entiéndase como recompensa
extrínseca como, por ejemplo un trabajo que se le asigne a los estudiantes y a
cambio se le ofrece una calificación por la investigación, como una forma de
motivar el aprendizaje. Y el intrínseco es ese interés que lleva cada uno en su
interior, es el deseo propio de aprender algo.
Pero
que ocurre con el interés cuando se le quita el refuerzo, sucede que se pierde
parte o toda fascinación intrínseca una vez desaparece el motivador extrínseco,
al menos dadas ciertas condiciones. Según han demostrado los psicólogos a
través de diversos estudios sobre el interés de los estudiantes, que la mayoría
de los motivadores extrínsecos dañan la motivación intrínseca. También han
descubierto que si usan un “refuerzo verbal y retroalimentación positiva”, es
decir, ánimo o elogios- pueden estimular el interés, o al menos evitar que se
evapore.
“Si
los alumnos estudian solo porque quieren sacar buenas notas o ser los mejores
de la clase, no les irá tan bien como si estudiasen porque tienen interés. No
resolverán problemas con tanta eficacia, no analizarán tan bien, y no
sintetizarán con la misma destreza mental.” (Bain, 2007, p.45).
El
autor quiere decir, que se debe guiar al alumno a despertar el interés por
aprender y hacer suyos los conocimientos
que le transmite el maestro y entender
que son significativos para él; no enseñarles a que trabajen por una
calificación o un reconocimiento. También, cuando el alumno ve reflejado el
amor, el empeño y el dominio que pone el profesor en sus clases, esto según las
investigaciones de Bain, provoca una respuesta positiva en los estudiantes.
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