jueves, 12 de junio de 2014

El maestro como orientador y guía.


 Uno de los principales problemas de la juventud actual es su desorientación. La mayoría de los jóvenes se sienten inseguros, confundidos, perdidos en una sociedad que no les da ejemplos positivos y que, sin embargo, les critica su estilo de vida, su apariencia, sus gustos. Orientar es ayudar a encontrar la ruta, el camino que nos conducirá a lo que todos anhelamos; la felicidad y el éxito.


El maestro orientador es el que ayuda a cada uno de sus alumnos a conocerse, para posteriormente definir cuáles son las metas que se desean lograr. ¿Cómo podemos realmente orientar a la juventud?


·        El buen ejemplo es el primer paso, pues como se ha dicho; "la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”. Si queremos mostrarle a los jóvenes que se debe actuar con responsabilidad, respeto y trabajar con entrega, primero el maestro debe actuar con responsabilidad para entonces poder exigirles a los jóvenes lo mismo.


·        Saber escuchar con interés, con atención, nos indicará cuáles son los anhelos de los jóvenes, así como sus temores y prejuicios. El diálogo, la comunicación siempre abierta, ayuda enormemente al maestro y al alumno a conocerse y a comprenderse.


·        La búsqueda y el conocimiento de la verdad ubican y orientan. Al saber, al conocer, podemos formarnos criterios propios. El maestro trata de orientar, haciendo que la juventud se conozca y se respete, tanto en sus funciones biológicas como en sus funciones intelectuales.


·        Finalmente, el maestro que desea orientar, demuestra que generalmente los resultados que se obtienen son el producto de nuestras acciones, creando en cada uno, el sentido de la responsabilidad.


Dice don Bosco: “la juventud no es de por sí de índole perversa, si sucede alguna vez que ya están viciados a esa edad, es más por inconsciencia que por malicia consumada.” (Alburquerque, 2012, p.16-17).


El autor alude a que la juventud no es mala en sí misma, sino que muchas veces son producto de las malas influencias que existe en el ambiente donde se estén desarrollando. Muchas de esas acciones se deben a la confusión y a los malos ejemplos que les da la sociedad, que en vez de ayudarlos lo que hace es que les crítica su estilo de vida.

El interés es crucial en el proceso de enseñanza


Es tarea del maestro la de  motivar y mantener el interés de los estudiantes por y para  lograr el desarrollo intelectual de sus alumnos.


Durante los últimos años los psicólogos han estudiado lo que pasaría si alguien tiene mucho interés en hacer algo y otro le ofrece una recompensa “extrínseca” para reforzar su interés “intrínseco”, y más tarde se le quita ese refuerzo. ¿Aumentaría su fascinación, se mantendría igual, o disminuiría? Entiéndase como recompensa extrínseca como, por ejemplo un trabajo que se le asigne a los estudiantes y a cambio se le ofrece una calificación por la investigación, como una forma de motivar el aprendizaje. Y el intrínseco es ese interés que lleva cada uno en su interior, es el deseo propio de aprender algo.


Pero que ocurre con el interés cuando se le quita el refuerzo, sucede que se pierde parte o toda fascinación intrínseca una vez desaparece el motivador extrínseco, al menos dadas ciertas condiciones. Según han demostrado los psicólogos a través de diversos estudios sobre el interés de los estudiantes, que la mayoría de los motivadores extrínsecos dañan la motivación intrínseca. También han descubierto que si usan un “refuerzo verbal y retroalimentación positiva”, es decir, ánimo o elogios- pueden estimular el interés, o al menos evitar que se evapore.


“Si los alumnos estudian solo porque quieren sacar buenas notas o ser los mejores de la clase, no les irá tan bien como si estudiasen porque tienen interés. No resolverán problemas con tanta eficacia, no analizarán tan bien, y no sintetizarán con la misma destreza mental.” (Bain, 2007, p.45).

El autor quiere decir, que se debe guiar al alumno a despertar el interés por aprender y hacer suyos  los conocimientos que le transmite el maestro  y entender que son significativos para él; no enseñarles a que trabajen por una calificación o un reconocimiento. También, cuando el alumno ve reflejado el amor, el empeño y el dominio que pone el profesor en sus clases, esto según las investigaciones de Bain, provoca una respuesta positiva en los estudiantes.